domingo, febrero 22, 2009

Seremos mar

Hasta el hastió de tu corazón inexorable
De tu pecho infranqueable.
De tu lengua, que como daga entra en mi boca
Ciñéndose a mi garganta
Drenando así la sabia de los recuerdos tingados
Y escupidos en el pavimento.

Luego, erosionados por el viento de la ciudad.
Tal vez cobijados escrupulosamente
Por una hoja de otoño, igual de seca.

Ansias de tus ojos asesinos.
De hacer de ti mi escultura de sal.

Seremos mar.
Seremos mar si tu llegada es de madrugada.